El consejo de salud más importante que he llegado a conocer es: ten gente que te quiera y comparte con ellos. Obviamente, los primeros que se me vienen a la mente son nuestros padres, hermanos y familia de sangre con la que nos hemos criado. Seguidamente, nuestros amigos de la infancia o juventud. Con respecto a la familia, llega un punto en la vida donde, sin dejar de quererlos, dejas de compartir con ellos o lo haces por compromiso familiar (hasta que los extrañamos).

Así que me voy a enfocar en los amigos (tema difícil de reflexionar). Si no se conservan las amistades de la infancia, te queda como un hueco en el corazón. El reto en esos casos es superarlo y aprender a conocer gente nueva (nada fácil en la práctica, pero es lo que hay).

Ya de adulto (25 años en adelante), dejamos que el entorno guíe quiénes van a ser nuestros amigos: gente que se cruce en nuestras vidas por el trabajo o en alguna actividad deportiva o de ocio en el mejor de los casos. Y lo que yo me pregunto es, ¿de verdad esa persona es mi amigo? ¿en qué cosas debo fijarme para saber si de verdad le importo a esta persona o solo comparte conmigo en las buenas? ¿Yo soy un buen amigo?

Para responder a esas preguntas debo dejar de pensar en mí y ponerme a observar el comportamiento de los que considero mis amigos. Me fijo en si de verdad me escuchan y les interesa lo que estoy diciendo (para conocer gente hay que saber escuchar, para saber si alguien es tu amigo hay que fijarse si te escucha). Hace el esfuerzo de desplazarse a donde me encuentro para verme?, se interesan por conocer cosas de mi vida privada? y, lo más importante, qué hace cuando tengo un problema: al menos está presente? Y para saber si soy yo un buen amigo, tendría que tomarme el mismo examen.

Aunque he tenido que darme cuenta de que no todas las personas que consideraba mis amigos eran mis amigos de verdad, también me he dado cuenta de que puedo formar relaciones muy amistosas con prácticamente todo el mundo que me rodea.

¡Ganbatte kudasai! (Da tu mejor esfuerzo)

Un abrazo

Pd: ¿Necesitas desahogarte, compartir tus alegrías o simplemente charlar sobre la vida? En la pestaña de charla amiga podemos tener una conversación vía email. Me encantaría conocer tu historia.

Pd 2: Si la pestaña ya no aparece seguramente es porque estoy conversando con un número límite de personas.

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